Josep Maria Aloy
CLIJ, 84 (juny, 1996)
Josep Vallverdú nació en Lleida el 9 de julio de1923. Alos doce años escribió un poema y a los trece unos “Pastorets” que el mismo ilustró. Su infancia estuvo marcada por la enorme influencia de su padre y aún más por la de su abuelo de quien heredó el gusto por la palabra escrita y los libros. Pero estuvo también marcada por la angustia dela Guerra Civily por la muerte de su madre cuando él tenia sólo dieciséis años.
Se ha dedicado mucho tiempo a la docencia aunque no le gustaba demasiado dar clases. Ha sido persona de muchas residencias -Lleida, Barcelona, Balaguer, Sant Feliu de Guíxols, Puiggròs, Espluga de Francolí…- y en todas ellas ha dejado huellas y amigos por su carácter cordial y sensible. Su casa es la de todos y en ella se encuentra siempre el calor y la acogida no sólo del escritor sino también de Isabel, su esposa, un puntal indiscutible y una activista inagotable y de Eloi, su hijo, una sensibilidad extrema y exquisita.
Irónico irreductible, conversador inteligente, elegante y exigente. Se siente arrebatado por el estoicismo de los perros. No puede, en cambio, vivir sin tener algún gato cerca. Tiene una gran obsesión por publicar. Tan sólo en Edicions La Galeratiene publicados veinte títulos que suman más de un centenar de ediciones. Su best-seller Rovelló lleva ya veinte ediciones en catalán y está traducido al castellano, al vasco, al gallego, al francés, al italiano y al ruso y es el libro infantil catalán que más premios ha recibido, aquí y fuera de aquí, en los últimos treinta años.
A sus setenta y dos años confiesa que, ante según qué clase de actividades culturales, prefiere mucho más ver crecer las lechugas de su huerto o abotonar sus albaricoqueros, observar una hilera de hormigas o el vuelo de la alondra. «Con todo -dice el escritor- vamos destilando un pequeña hebra de creación para no perder el tren. El tren de la propia, íntima e irrenunciable ilusión».
Escritor «todo terreno»
Josep Vallverdú es un nombre inexorablemente adscrito ya para siempre a la literatura infantil y juvenil. Con casi medio centenar de títulos y más de cuatro mil páginas ha llegado a ser no sólo un clásico sino uno de los escritores más prolíficos y más galardonados en esta vertiente literaria.
Sin embargo, y antes de introducirme en la obra para jóvenes de Josep Vallverdú, bueno será comentar que esta narrativa, la destinada a la gente joven, es solamente, una de las ramas -la más ufana sin duda- de un árbol literario que ha crecido agradecido y fértil. Son palabras del crítico Isidor Cònsul que transcribo por su acierto y precisión: «Lejos del esquematismo y de los criterios de especialización de nuestro tiempo -dice Cònsul- Josep Vallverdú ha llegado a ser un autor todo terreno que ha interpretado todos los papeles habidos y por haber: erudito incipiente, divulgador literario, poeta a ratos, dramaturgo y guionista, autor de libros de viaje, traductor, ensayista y narrador… Además, a caballo de los míticos años sesenta y setenta, fue un agitador cultural y catalanista de las tierras de Lleida. Eso significa una enorme actividad de prologuista, conferenciante, pregonero de cualquier acto cultural…». (1) Aún podríamos añadir más: su elocuencia palpable en innumerables charlas y mesas redondas, su facilidad de expresión y de comunicación, algunos trabajos de adaptación de algún clásico, su actitud de observador de la realidad así como la de crítico agudo y enérgico, especialmente en sus artículos en la prensa.
Es difícil, ante una obra tan amplia y diversa, hablar de cifras, pero intentaré ofrecer algunas ya que así será más fácil hacerse una idea sobre el alcance de toda la producción vallverduniana: sesenta y dos títulos de obras y textos para adultos, cuarenta y cinco libros para jóvenes, siete volúmenes destinados a la enseñanza, un centenar de títulos entre cuentos y obras de teatro breve y setenta libros traducidos suman un total de casi trescientos. Trescientos textos llevan hoy la rúbrica de Josep Vallverdú, sin contar, claro, los centenares de artículos a la prensa. Este es el patrimonio literario y cultural de un hombre de letras que a los setenta y dos años tiene aún prisa para publicar. Prisa y ganas, todo sea dicho, a pesar de que unos dolores en el hombro, aparecidos recientmente, no le dejen teclear durante mucho rato.
Resumiendo, se trata de un buen fajo de miles de páginas que empiezan a imponer respeto, un cuerpo de producción narrativa que no hubiese sido posible sin algunas de las cualidades que acompañan al autor y que Isidor Cónsul detalla sin ningún criterio de prioridad: «una enorme capacidad de trabajo, una envidiable fuerza fabuladora, una inteligencia sutil en una mente bien estructurada y el don de escribir a chorro, sin necesidad de muchos retoques posteriores…».(2)
El cultivo de unos valores
De todas formas y aparte de todo lo dicho hasta ahora, aquello que define a un escritor como Vallverdú és su capacidad de comunicación. «Me produce una extraña sensación -dice Vallverdú- ver cualquier texto escrito por mi y que no sirve para comunicar». Es más, los que conocemos a Vallverdú sabemos que no sólo existe en su obra una voluntad clara de comunicarse con los lectores sino que existe también, sobre todo cuando los lectores són jóvenes, un intento innegable de motivarlos y de enriquecerlos. Porque, a pesar de que la narrativa para jóvenes tenga un fuerte componente lúdico y su objetivo principal sea el de divertir y distraer al lector -este tiene que ser, desde luego, el objetivo principal de toda literatura- es una narrativa, la vallverduniana, que tiene al mismo tiempo la pretensión de aportar al lector una serie de elementos positivos y algunos claramente educativos que le ayuden a reflexionar y a crecer como persona. Vallverdú no ha ocultado nunca -y en esto se ha mostrado siempre coherente- su deseo e interés para que el niño o el joven que lee una novela o un cuento suyos no sea exactamente el mismo una vez haya leído el libro. Es decir, que alguna cosa vibre en el lector una vez consumada la aventura.
Esta actitud de perseguir el cultivo de valores, de unos valores tradicionales hoy más bien en desuso, le ha valido a Vallverdú alguna crítica mordaz y algún etiquetaje de autor moralista por una parte de la poca crítica que ha tenido y tiene la literatura para jóvenes; críticas, todo hay que decirlo, que no han conseguido hacer decantar ni un gramo la balanza de una línea creativa coherente y firme. «Nos encontramos -dice la crítica Teresa Duran- ante un autor coherente, conciso y metódico que parece tener muy claro el alcance de sus ambiciones y que ha sido capaz de crear una línea propia y de ser fiel a esta línea -cosa nada fácil- lejos de las sacudidas de la moda».(3)
Los temas que más gustan a Josep Vallverdú son aquellos, pues, que se refieren al ser humano, a las civilizaciones, a la vida en colectividad. A menudo aparece el tema del progreso de la humanidad… «Desde muy joven -dice Vallverdú- ya me interesaba por la historia de la cultura, de la Historia en mayúscula. Tenía anhelo de saber exactamente cómo tallaban las piedras en la prehistoria, cómo hacían sus cálculos los amerindios, la evolución de los barcos de vela… Lamento cada día que el sentido de la tradición, de una tradición inmediata, se pierda, porque eso puede hacer personas sin raíces identificables…».
La narrativa de Josep Vallverdú es pues una exaltación de todo aquello que es vital y sencillo. Sus obras tienen siempre un fondo humanitario: «creo firmemente -insiste el autor- que dentro de esta biosfera, de todo lo que hay, lo más rico es el hombre. Y esta riqueza hay que transmitirla a los jóvenes porque será necesario que ellos se enfrenten a la vida con algun bagaje de robustez interior».
El crítico Francesc Boada dice que Vallverdú tiene la convicción de que «hay que mostrar a los chicos y chicas el mundo sin endulzaduras ni falsificaciones: a partir de aquí, los conflictos humanos serán la base de todas sus narraciones. Sus héroes son personas normales, alejadas del mito, que pasan miedo como todo el mundo y que no se asemejan ni de lejos a los “supermanes” de moda. En sus libros, el lector puede identificarse con ellos sin sentirse rebajado, al contrario, los personajes le proponen un modelo de comportamiento basado en el conocimiento de las propias fuerzas y, eso sí, en el firme compromiso de llevar adelante una empresa, siempre difícil, pero no imposible». (4). Es el mismo Boada quien ha hablado del «fenómeno Vallverdú» ya que con sus textos ha contribuido de manera decisiva al resurgimiento y a la consolidación de un fenómeno que algún día habrá que estudiar: la eclosión del libro de infancia y de juventud.
Características de la narrativa de Vallverdú
¿Cuáles son aquellas características que hacen de la obra infantil y juvenil de Vallverdú una obra actual y clásica al mismo tiempo? ¿Cuáles son las constantes que han convertido al escritor Vallverdú en uno de los más importantes de este siglo? Una síntesis desordenada de los elementos más esenciales de su narrativa serían los siguientes:
1) Un interés por la historia de los seres humanos, por la historia de la civilización, por la tradición… Interés por el progreso, por el crecimiento, por la experiencia. Un interés que a menudo se transforma en una reflexión crítica sobre el ser humano y sus costumbres.
2) Unos personajes vivos, seductores, ingeniosos, curiosos y sensibles. En muchas ocasiones son jóvenes audaces que crecen y maduran a través de la narración. Modelos casi siempre de civismo y de convivencia, con la voluntad de llegar a ser un referente a imitar por los lectores. «Consciente -dice Boada- de la inexistencia de una literatura neutral, y consciente también de la realidad del país, Josep Vallverdú ha jugado y juega a favor de unos personajes fuertemente arraigados a la tierra, que aman profundamente el país y que viven según un código ético diáfano e impecable, humanista e integrador…». (5)
3) La creación de universos literarios por donde circulan y se mueven sus personajes y la sabia elección de una trama cuyos principales ingredientes son, entre otros, las peripecias arriesgadas, el movimiento continuo, la incertidumbre de los acontecimientos, la tensión narrativa, el ritmo trepidante… De entre la diversidad de escenarios, uno de los que más le ha fascinado siempre es el de la «isla» como centro de aventuras insospechadas y como escenario misterioso y exótico.
4) La sensibilidad por la naturaleza, por los animales, por los más débiles, por la defensa de unos valores… Una sensibilidad expresada a menudo con gran sutileza de detalles.
5) Un fondo humanitario que hace que después de la lectura de una novel.la o de un cuento, algo vibre en el lector. Muchas de sus narraciones constituyen un viaje iniciático en el cual el protagonista tendrá que superar una serie de obstáculos. Vallverdú presenta una gama de personajes que invitan al lector a participar en todo este proceso de maduración, sin forzar las cosas, pero con una intencionalidad clara de crecer, de aprender y de mejorar.
6) Una oposición firme a la violencia, especialment a la violencia gratuita. I también al sexo. Vallverdú se ha desmarcado desde siempre del realismo llamado crítico y no entiende la novela como una historia morbosa, deprimente y negativista. Sus novelas acostumbran a tener un final sino feliz sí al menos positivo y optimista. «Todo se ordena -dice Jaume Cela- sin hacer necesario el ritual de la sangre». (6) Ni el ritual de la sangre ni el ritual de la tragedia o de la morbosidad. Hay normalmente, pues, un mensaje implícito optimista y de búsqueda de la felicidad.
7) El humor y la ironía son elementos importantes y esenciales del estilo narrativo de Vallverdú especialmente cuando el centro de este humor y de esta ironía es el ser humano. La sonrisilla con que fustiga muy a menudo determinadas actitudes es de una notable finura.
8) La búsqueda del «viento» de la aventura. Un viento de aventura favorable o adverso, como la vida misma, porque «la vida es como un viento, un viento de aventura» -dice el protagonista de L’home de gregal (Edit. Barcanova). En algún momento la aventura se convierte en un viento de locura que puede llevar a la aventura del amor capaz de transformar los comportamientos y los sentimientos de los protagonistas.
9) El gusto y la preocupación por el lenguaje; un lenguaje elegante y distinguido, no del todo fácil pero sugerente y rico, usado con gran precisión, habilidad y maestría, desde pasajes de extremado lirismo y de delicado encanto hasta descripciones más desgarradoras y duras.
y 10) Las novelas de Vallverdú són històrias que entran siempre por la vista, es decir, son cinematografiables y se leen como si se visualizaran al mismo tiempo. La descripción de los colores -y hasta de los sonidos- y la viveza de las imágenes ayudan a su visualización.
Debo añadir, no obstante, que aparte del conjunto de elementos o características que acabo de enumerar, en la base de cada una de las novelas de Vallverdú hay siempre una calidad literaria y un deseo de proporcionar al lector un placer estético que es, en definitiva, lo que hace que una novela sea buena o no.
La especialidad de Josep Vallverdú es, pues, la aventura y sobretodo la novela de acción. Pero en su obra se observa un deseo de variedad. «La variedad siempre estimula y rejuvenece» -dice Vallverdú. No tiene nada de extraño pues que el escritor haya tocado todas las teclas possibles, es decir: todos los temas (aventuras, westerns, narraciones con mensaje social, con protagonista animal…) y todas las formas en torno a la narrativa (novela, cuento, teatro, adaptaciones…). Su constancia a unos temas y la coherencia en el momento de transmitir unos valores no le han forzado -cosa que hubiera sido muy posible- ni a repetirse ni a instalarse en una inercia de la que no han podido escapar algunos escritores de esta misma época. «Vallverdú -dice Agustí Alcoberro- se manifiesta como un hábil cocinero que sabe utilizar todos los ingredientes en su dosis justa para llevarlos al punto de cocción más adecuado…». (7)
Las Obras Completas
Se ha hablado -decía hace un momento- del «fenómeno Vallverdú» y ya es hora de determinar su alcance. Si a las cuarenta novelas de este autor, le añadimos el conjunto de cuentos, unos setenta, i las obras de teatro escolar, unas veinte, junto con otros escritos dispersos, nos encontramos ante una obra infantil y juvenil que excede ya las cuatro mil páginas y que por la cantidad y la calidad sitúan al escritor en un puesto destacadísimo y preferente en el mundo del libro para jóvenes y lo convierten en un punto de referencia obligado e indispensable.
Conscientes de la magnitud del fenómeno, EdicionesLa Galeray Enciclopedia Catalana se han propuesto llevar a cabo la publicación de la que ya se ha bautizado con el nombre de «Biblioteca Vallverdú» y que agrupará toda su producción infantil y juvenil. Esta Obra Completa constará como mínimo de catorce volúmenes cada uno de los cuales reunirá normalmente tres novelas agrupadas por temas.
De momento se han publicado y presentado en sociedad los dos primeros volúmenes de esta importante colección. El primero, «El vent de la mitología» (El viento de la mitología) agrupa las narraciones El fill de la pluja d’or, El vol del falcó y Mans de bronze. El segundo, «El vent de la historia, 1», contiene tres narraciones más: Bernat i els bandolers, Un cavall contra Roma y Tres xacals a la ciutat. A partir de aquí se irán sucediendo el resto de volúmenes hasta catorce, con una periodicidad de dos por año, cosa que significa que tenemos Vallverdú hasta más allá del año dos mil.
El primer volumen abre la colección con una síntesis biográfica del autor y un estudio sobre su obra y el último la completará con una amplia selección bibliográfica sobre el autor. Cada volumen llevará un prólogo elaborado por un especialista en literatura infantil o juvenil o por un escritor de prestigio. Maria Angels Anglada y Agustí Alcoberro son los prologuistas de los dos primeros volúmenes. Se trata de volúmenes editados con una excelente calidad, con diseño y maquetación de Claret Serrahima.
Muy pocos son los escritores que se han ganado la posibilidad de una Obra Completa y menos en el campo de la literatura infantil y juvenil. Más pocos aún han podido disfrutar en vida de un proyecto tan gratificante y ambicioso. Josep Vallverdú ha roto todos los esquemas posibles en un terreno en el que es difícil destacar y llamar la atención; por lo cual no dudo de que, al menos en Catalunya, será considerado -al lado de Josep Maria Folch i Torras- el clásico para jóvenes más prolífico y relevante de este siglo.
NOTAS
(1) CONSUL. Isidor: «Josep Vallverdú: un escriptor tot terreny», «Cultura» nº 18, novembre de 1988.
(2) CONSUL, Isidor: op. cit.
(3) DURAN, Teresa: «L’aventura de llegir a Josep Vallverdú» «URC», nº 8, 1993.
(4) BOADA, Francesc: «Josep Vallverdú, un homenatge guanyat a pols», «El Món», 14.10.1983).
(5) BOADA, Francesc: op. cit.
(6) CELA, Jaume: Epílogo a L’home de gregal de Josep Vallverdú. Editorial Barcanova. Barcelona, 1992.
(7) ALCOBERRO, Agustí: «Un príncep íber o un esclau romà», Revista «URC», nº 8, 1993, pàg. 3
«Biblioteca Josep Vallverdú»
Para la publicación dela Obra CompletaInfantil y Juvenil de Josep Vallverdú se han ordenado todas sus novelas, cuentos y obras de teatro de acuerdo con una distribución por temas o por la atmósfera o el aire que respiran:
El vent de l’aventura:
El venedor de peixos (1960)
Trampa sota les aigües (1965)
La caravana invisible (1968)
L’illa groga (1984)
Gasan i el lleopard (1984)
Silenci, capità! (1993)
Germana veritat (1994)
El vent de la mitologia:
El fill de la pluja d’or (1984)
El vol del falcó (1985)
Mans de bronze (1990)
El vent de la història:
Bernat i els bandolers (1974)
Un cavall contra Roma (1975)
Tres xacals a la ciutat (1976)
En Mir l’esquirol (1978)
Els amics del vent (1979)
L’alcalde Ferrovell (1981)
L’espasa i la cançó (1986)
La creu dels quatre anells (1991)
El vent de la fantasia:
Els inventors de fantasmes (1977)
Les vacances del rellotge (1981)
Nàufrags a l’espai (1985)
Els convidats del bosc (1986)
El vent del Far-west:
Lladres de cavalls (1992)
Punta de fletxa (1993)
Joc d’eixerits (1994)
Aventures amb protagonista animal:
Rovelló (1969)
Aventura al terrat (1981)
Saberut i Cua-verd (1982)
La conquesta del barri (1990)
Un estrany a l’Arca (1992)
El vent del realisme:
En Roc drapaire (1971)
L’home dels gats (1972)
Marta i Miquel (1982)
Els genets de la tarda (1992)
El vent de la marina:
El viatge del Dofí Rialler (1990)
L’home de gregal (1992)
Una quarta a babord (1995)
Contes: Els contes de Cavall Fort (1962-1994)
Gira-sol d’històries (1980)
Altres contes dispersos
Teatre: Nerta (1959)
La caputxeta i el llop (1972)
Teatre de Cavall Fort (1978-1989)
Sant Jordi mata l’aranya (1982)