Juan Cal
Segre, 28.05.1997
Hace diez meses, el escritor Josep Vallverdú y su esposa Isabel Arqué ofrecieron ala Universidadde Lleida la donación de una escultura commemorativa del paso de Julio César por estas tierras con motivo de la batalla contra Pompeyo. Dirigieron una carta al presidente del consell social dela UdL, Simeó Miquel; al rector Jaume Porta, y al Paer en Cap, Antoni Siurana, notificando su voluntad y, hasta el momento, no han recibido una respuesta formal de aceptación de la donación, que es el visto bueno que necesita el matrimonio para hacer el encargo a un conocido escultor catalán.
Resulta curioso quela Universidadtarde tanto en aceptar un regalo desinteresado de dos ciudadanos de Lleida que pretenden dar relevancia al hecho singular del paso por estas tierras de un personaje de la importancia histórica del dictador romano. Quizás sea tanto el interés de los receptores de las misivas que, los unos por los otros, aún no hayan establecido quién debe agradecer, con alborozo y público reconocimiento, el obsequio. Sería el colmo del absurdo que insignificantes querellas personales, absurdos enfrentamientos por cuestiones de protagonismo, provoquen que un inaudito acto de generosidad –algo que no se produce cada día, pero que podría ser un ejemplo para otros ciudadanos de buena voluntad- acabe frustrándose. El alcalde de Maials –que fue la población donde tuvo lugar la batalla- debería reivindicar para sí el monumento.