Felicidad Orquín
(El País, 26.07.1981)
La literatura juvenil en lengua catalana tiene unas características peculiares que la diferencian de la del resto dela Península.Porun lado, su mayor tradición pesa en sus autores. Durante siglos, los niños españoles no han tenido una literatura específica sino, en su mayoría, libros didácticos y de adoctrinamiento moral, aunque afortunadamente hayan dispuesto también de libros adultos como las fábulas, las leyendas y los cuentos populares. Y es precisamente el trabajo de los folkloristas catalanes de comienzos de siglo el que influiría de manera decisiva en el desarrollo de la literatura infantil catalana. Así como las tempranas traducciones de clásicos o de obras de vanguardia, recordemos que Erich Kaestner fue publicado en catalán en 1933.
Esta importancia del folklore nacional daría a los autores catalanes una identidad cultural de la que carecen, al menos colectivamente, los escritores para niños y jóvenes de otros puntos de España. Tampoco se debe olvidar el papel que la literatura infantil ha cumplido en Cataluña para suplir aquello que la escuela no podia hacer por motivos sociopolíticos.. En las recientes Jornadas del Libro Infantil en Catalán, Marta Mata recordaba que “el libro infantil forma parte de la cultura de un país y que es, a su vez, retrato de una sociedad y que además el libro catalán ha sido un arma que ha contribuido a la recuperación de la lengua.
Sin duda, uno de los escritores catalanes más prestigiosos dentro de esta corriente tradicional es Josep Vallverdú, autor de una extensa obra que ha publicado unas quince novel.las y libros de cuentos, aparte de obras didácticas, relatos de viajes y alguna obra de teatro.
Vallverdú posee los premios más importantes del país. En 1964 recibe el Joaquim Ruyra, uno de los más prestigiosos en Cataluña, junto con el Folch i Torres que también ganó en 1968, con Polvorón, y de nuevo en 1970, con Roque, el trapero, Dos veces igualmente ha sido galardonado con el premio de la Comisión Católica de la Infancia (CCEI). En 1979 le es concedido el accésit del Premio Nacional de Literatura Infantil por su obra Gira-sol de històrias. Y, finalmente, ha figurado en la lista de honor del último premio Andersen, el más conocido internacionalmente.
Josep Vallverdú es un autor singular por la coherencia de su obra, que podríamos denominar de identidad nacional. Nació en Lérida en 1923 y tras un período de estudios enla Universidadde Barcelona volvió a su región y en la actualidad vive en Puiggròs dedicado a la enseñanza y a la creación literaria para jóvenes, en un apacible ambiente rural, y quizá por ello sus novelas se desarrollan siempre en ambientes no ciudadanos. Sus obras más importantes son novelas de fondo històrico, de la historia de Cataluña, o de ambiente local. Temáticas que apasionan a los adolescentes y que en los países anglosajones constituyen más del 50% de un catálogo juvenil.
Los títulos que hoy comentamos no pertenecen a la corriente de historia novelada, sino que se inscriben en la novela policíaca y en la literatura fantástica y ambos son una amena lectura para las vacaciones.
Cita en la cala negra (Trampa sota les aigües) transcurre durante unas vacaciones veraniegas, épocas de mayor libertad para los adolescentes y también de mayor posibilidad de aventuras. Dos jóvenes se ven envueltos en una historia de robo y contrabando y se convierten en ocasionales detectives. Todos los ingredientes del género policíaco están presentes y bien dosificados en esta novela: la intriga, el suspense, la observación de los hechos y la resolución de los mismos por medio de la deducción, aunque quizá esta última sea en exceso explicativa. Hay una buena descripción del ambiente y la novela se lee de un tirón. Agilidad a la que contribuye la excelente traducción de Carmen Rute. Las ilustraciones de Arcadio Lobato han recreado con sensibilidad los paisajes de la obra.
Las vacaciones del reloj se sitúa en la fantasía, en la línea de Andersen, donde los objetos cobran vida por unos días. De nuevo en este libro vemos la habilidad de Vallverdú para recrear una ambientación. La famila sale de vacaciones y la casa queda vacía, “pero todo conserva aún un poco de calor”, este es el momento en el que los objetos se animan y lamentan el trato que les dan las personas. Por unos días todos son libres y tratarán de vivir las aventuras que han soñado. Debemos destacar la traducción de Montserrat Sarto por su cuidadoso trabajo del castellano.